EL SABER Y EL PODER
EL SABER


El saber y el poder

                                                                 Por: Alejandra Sanchez Cabezas

                                          Presidenta del Consejo de Salud Comunitaria de la SAM

Los equipos de salud podemos comenzar cambios que vayan transformando la sociedad. Nos hemos formado en las ciencias médicas con la convicción de que el saber y el poder transitan por distintas dimensiones, sin darnos cuenta de que este es un error que arrastramos desde hace siglos y que tiene consecuencias negativas.  

En este sentido, Foucault afirmaba que: “Occidente está dominado por el gran mito de que la verdad nunca pertenece al poder político, de que el poder político es ciego. […] Con Platón se inició un gran mito occidental: lo que de antinómico tiene la relación entre el poder y el saber. [Pensamos que] si se posee el saber es preciso renunciar al poder; allí donde están el saber y [que en] la ciencia en su pura verdad jamás puede haber poder político. Hay que acabar con ese gran mito. […] detrás de todo saber o conocimiento lo que está en juego es una lucha de poder. El poder político no está ausente del saber, por el contrario, está tramado con este (1)”.  

¿Por qué urge develar el vínculo constitutivo entre el poder y el saber?  

Tomemos como ejemplo lo sucedido en la pandemia por covid-19. Todos los estudios realizados muestran una distribución que no fue homogénea ni azarosa en las 15.000.000 de personas fallecidas y los otros miles de millones que quedaron con secuelas físicas (2). La covid-19 no afectó de la misma manera a las personas ricas que a las pobres, a las mujeres que a los varones, a los indígenas o a las personas trans. A pesar de que conocemos muy bien, y desde hace mucho tiempo, el impacto de los determinantes sociales de morbimortalidad, no nos hemos detenido a pensar cuál es el vínculo entre el impacto de los determinantes y nuestra reticencia a visibilizar la dimensión política de la ciencia.  

Tomemos otro ejemplo que también pone en evidencia la distribución del poder y su impacto sobre la salud. Veamos algunos de los vínculos entre el poder y el desarrollo de las vacunas para prevenir la covid-19. Todos los desarrollos científicos vinculados a las nuevas vacunas se realizaron en tan cortos períodos gracias al apoyo de distintos Estados. Sin embargo, ninguna de estas empresas renunció a cobrar por las patentes a pesar de las demandas de numerosos Estados y de la OMS para que lo hicieran.
Finalmente, las ganancias millonarias que obtuvieron los laboratorios que estuvieron en condiciones de desarrollar vacunas, gracias al apoyo de los Estados, fortalecieron sus capacidades oligopólicas y así su poder se vio multiplicado. Fruto de estas y otras razones, la distribución mundial de las vacunas sigue reproduciendo su lógica desigual.  

¿Se dan cuenta de por qué urge develar el vínculo constitutivo entre el poder y el saber?

Porque hasta que no se reconozca la relación entre la ciencia y el poder, entre el saber y la política, cada nuevo avance añadirá un escalón a la pirámide de la desigualdad. La insistencia en hacer ciencia por fuera de la política y en circunscribir las discusiones científicas a sus aspectos técnicos constituye en sí misma una posición ideológica de la disputa política, con tanta más potencia por oculta, pues desacredita toda posible discusión al respecto por improcedente (3).  

Decir que la ciencia es neutra, en una majestuosa estrategia de disimulo, oculta las estrategias del poder que definen los qué, los cómo y los para quiénes de la ciencia. De esta manera, se invalida cualquier acción de resistencia tachándola de inadecuada, inapropiada o anticientífica, por lo cual genera desprestigio y, de esa manera, no hace más que jugar a favor de los poderes que siguen actuando sin reparo para incrementar su influencia en desmedro de las poblaciones. La ciencia no es ajena al poder, la ciencia es política, y ocultar su génesis política es en sí mismo un acto político.  

A mediados de 1800, Nietzsche afirmaba que la construcción del saber tiene como finalidad: […] construir un orden piramidal según castas y grados, crear un mundo nuevo de leyes, de privilegios, de subordinaciones, de delimitaciones […] (4). Debemos develar hasta qué punto el conocimiento se puede convertir en un instrumento de poder de intereses sectoriales, coyunturales o ideológicos, de grupos para los cuales el conocimiento científico y técnico sirve de argumento para enmascarar sus propios intereses. Hay tanta evidencia al respecto que negarlo linda con la negligencia (5-7). Los trabajadores de la salud debemos identificar las estrategias de construcción de poder que atraviesan nuestras prácticas.  

Comenzando un año electoral, y en medio de disputas políticas de baja calidad, ya no podemos darnos el lujo de seguir desestimando nuestro papel, tenemos que asumir la responsabilidad de identificar nuestro rol como grupo privilegiado. La salud es un problema social y como tal no se puede abordar dejando de lado la dimensión de la acción política. Mientras los movimientos de mujeres, de homosexuales, de jóvenes, de personas negras y de indígenas siguen desafiando las relaciones de poder desde su lugar de subordinación, las personas que nos dedicamos a las ciencias deberíamos aprender de ellas y ponernos a su disposición. Todavía podemos ser parte de una praxis histórica que transforme al mundo transformándonos a nosotros en actores sociales. Sólo lo podremos hacer si somos conscientes de nuestro poder y de nuestros devenires (8). O de lo contrario seguiremos construyendo ciencias funcionales a los poderes de turno.  

Si no asumimos nuestro rol, por lo menos hagámoslo conscientes de que estamos reproduciendo infiernos que no nos son ajenos. Ítalo Calvino lo sabía cuando afirmaba que: El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio (9). 

Referencias bibliográficas:

  1. Foucault M. La verdad y las formas jurídicas. Editorial Gedisa. España. 2011. pp. 61 

  2. Explore the global data on confirmed COVID-19 cases. Our World in Data. Disponible en: https://ourworldindata.org/covid-cases

  3. Bourdieu P. Cosas dichas. Gedisa, Barcelona, 1996 

  4. Nietzsche F. Sobre la verdad y mentira en sentido extramoral. 1966. Disponible en: www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. 

  5. Thompson A. Think Tanks en Argentina. Conocimiento, instituciones y política. Centro de Estudios de Estado y Sociedad, Buenos Aires. 1994 

  6. Heredia M. Reformas estructurales y renovación de las élites económicas en Argentina: estudio de los portavoces de la tierra y del capital. Instituto de Investigaciones Sociales. En: Revista Mexicana de Sociología 2003;65(1):77-115 

  7. Strauss L. Una aproximación teórica al abordaje de las usinas ideológicas liberales en Argentina. X Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación. 2006. Disponible en: http://redcomunicacion.blogspot.com.ar [Último acceso: 15 de noviembre de 2010.] 

  8. Castoriadis C. La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets Editores. 2007 

  9. Calvino I. Ciudades invisible.


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El saber y el poder
ANALISIS de OSVALDO BUSCAYA.

a) {Porque hasta que no se reconozca la relación entre la ciencia y el poder, entre el saber y la política, cada nuevo avance añadirá un escalón a la pirámide de la desigualdad. La insistencia en hacer ciencia por fuera de la política y en circunscribir las discusiones científicas a sus aspectos técnicos constituye en sí misma una posición ideológica de la disputa política, con tanta más potencia por oculta, pues desacredita toda posible discusión al respecto por improcedente (3).}

Pues, la reducción de la población mundial, permite a los integrantes del transexual ecuménico perverso poder globalizado recrear un mundo de exclusividad, donde el trabajo humano de todo orden y clase es reemplazado por la robótica e inteligencia artificial. El discurso del denominado elemento coronavirus a partir del año 2020 genera aquello que califican de Cuarta Revolución Industrial y a una fusión de nuestro entorno físico, digital y biológico” --Klaus Schwab. La finalidad de las destructivas restricciones en los países del mundo, permite un contexto ideal para condicionar tendenciosamente «un gran reinicio», donde el transhumanismo cobra una trascendencia especial. El programa del narcisista paranoico transexual ecuménico perverso poder globalizado ha impulsado exitosamente el desmantelamiento del sistema económico social en favor de un régimen tecnocrático más centralizado, que lleva a un nivel de vida de inmensa pobreza, con una eliminación de libertades civiles y una robotización acelerada de los trabajos y un ensamble persona, y máquina. Por medio de un control total, Klaus Schwab explica que, permite al narcisista paranoico transexual ecuménico perverso poder globalizado «inmiscuirse en el espacio hasta ahora privado de nuestra mente, leer nuestros pensamientos e influir en nuestro comportamiento”. Ya podemos apreciar como las limitaciones impuestas se aplican, para desplazarse en el mundo y en nuestros propios lugares de residencia estableciendo «programas previos» utilizando técnicas para determinar y evaluar incluso hasta los recuerdos directamente en el cerebro de las personas”. Hoy podemos verificar que para cruzar una frontera nacional implicaría una suerte de escáner cerebral detallado para evaluarnos.
b) {Si no asumimos nuestro rol, por lo menos hagámoslo conscientes de que estamos reproduciendo infiernos que no nos son ajenos. Ítalo Calvino lo sabía cuando afirmaba que: El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio (9).}
Pues, la ciencia y la tecnología permiten al simio evolucionado, “jugar” con la población mundial y satisfacer sus deseos narcisistas regresivos. El espectáculo que ofrecen los medios y así mismo a cada uno de nosotros de una manada de infradotados sumisos, da la medida de la idiotez como las patéticas medidas de derrumbe económico, pobreza inmensa asegura la transformación de la población mundial en una masa de zombies, garantizada, por efecto de la libido no sublimada de quienes detentan y poseen los medios del transexual ecuménico perverso poder globalizado. La recorrida de los procesos históricos amo/esclavo; señor/siervo; representante/representado ha sido el escalonamiento preciso con que se arriba al siglo XXI. Es un proceso inevitable y coherente en la evolución de la horda primitiva, donde las figuras de la literatura, el arte en todas sus manifestaciones han sido la ilusión idiota. Tan idiota que, con el “invento” del turismo, se recrean en el paseo de las ruinas de un pasado antiguo y reciente tenebroso, y genocida en la exhibición de ruinas milenarias a los campos de concentración del siglo XX adquiriendo suvenires. A partir del año 2020, con el elemental discurso del elemento denominado coronavirus han experimentado que, la población mundial es de una carencia intelectiva total a tal punto que, lo seudocientífico actuando en todo orden económico, social, cultural, educativo, ético, moral, como en la realidad de la ciencia ha sido adoctrinado exitosamente.
Buenos Aires
Argentina
15 de abril de 2023
Osvaldo V. Buscaya (1939)
Psicoanalítico (Freud)
*Femeninología
*Ciencia de lo femenino